EL TRASTORNO DE ESTRÉS POSTRAUMÁTICO EN EL CONTEXTO FORENSE.

Hablar del Trastorno de Estrés Postraumático es hablar de la vivencia de un suceso que, tras su paso, compromete seriamente el equilibrio psicológico del que lo sufre. Es por tanto un trastorno que genera un malestar clinicamente significativo y  deterioro en lo social, laboral y otras áreas importantes del funcionamiento del individuo. 
La exposición directa al suceso (accidente, agresión física, sexual, acoso, maltrato psicológico, etc) motiva la presencia de un conjunto de síntomas de naturaleza intrusiva que iran apareciendo posteriormente a este. Así, los recuerdos angustiosos recurrentes e involuntarios relacionados con el suceso traumático aparecen sin que puedan ser evitados, generando un fuerte malestar y ansiedad en la persona que los sufre. también el contenido traumático y su significado se materializa en forma de sueños angustiosos. Es frecuente la vivencia de experiencias disociativas, en las que el sujeto revive el suceso (siente y actua cómo si el suceso se repitiese de nuevo).
Dado que el trauma y su recuerdo están asociados a factores tanto internos como externos de contenido simbólico, su evocación o exposición a los mismos generará un elevado o prolongado malestar emocional, así ciertas sensaciones, lugares, personas, imágenes o momentos del día pueden porvocar dichos estados críticos. 
Lógicamente la persona, siguiendo un instinto de supervivencia tratará, en la medida de lo posible, de evitar todos aquellos estímulos asociados al trauma, realizando esfuerzos por apartar recuerdos, pensamientos o sentimientos angustiosos acerca del mismo, o esfuerzos por evitar personas, lugares, conversaciones, actividades, objetos o situaciones que puedan despertar esos recuerdos. Este esfuerzo evitativo condicionará y limitará drásticamente el "modus vivindi" del individuo, el cual restringirá sustancialmente sus actividades sociales.
Otra importante consecuencia, derivada directamente del trauma, son las alteraciones tanto cognitivas como del estado de ánimo, tales como: Incapacidad  de recordar un aspecto importante del suceso traumático (amnesia disociativa); creencias o expectativas negativas persistentes y exageradas sobre uno mismo, los demás o el mundo ("no puedo confiar en nadie"); una percepción distorsionada de la causa del suceso traumático que le induce a acusarse a sí mismo (culpa) o a los demás (odio); un estado emocional negativo persistente (miedo, enfado, terror, culpa o vergüenza); una disminución importante del interés o la participación en actividades significativas; un sentimiento de desapego o extrañamiento de los demás; y un incapacidad persistente de experimentar emociones positivas (felicidad, satisfacción o sentimientos amorosos).
Además es frecuente la presencia de una alteración importante de la alerta y de la reactividad caracterizado por un comportamiento irritable, arrebatos de furia, agresión verbal o física a otras personas, comportamiento imprudente o autodestructivo, hipervigilancia, respuesta de sobresalto, dificultades y problemas en la concentración, alteraciones del sueño (insomnio, sueño inquieto).
Este cuadro, dificilmente falseable a ojos de un clínico experimentado, dando lugar a lo que se conoce cómo "huella psíquica" del suceso traumático o secuela psicológica, constituyéndose la misma como prueba que aporta la víctima como medio de acreditar la realidad de los hechos. 

Fdo.
Ignacio González Sarrió
Doctor en Psicología Jurídica
NºCol.cv06179
Valencia
Coordinador Grupos de Trabajo en Psicología Jurídica.
grupopsico@cop.es
696102043.
http://psicolegalyforense. blogspot.com

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